Ursula era de esas chicas que llamaba mucho la atención, era guapa, divertida e inteligente. Le iba bien en la universidad, siempre estuvo dentro de los primeros puestos, lo que le ayudó a conseguir un buen trabajo en un banco, en el cual lleva ya unos 15 años.
Durante aquella época le llovían las propuestas románticas, de las que tomó unas cuantas ofertas que se consolidaron como parejas estables.
A día de hoy, Ursula cuenta con 8 ex novios y 1 divorcio.
Cuando le tocan el tema de sus relaciones, ella dice que se terminaron porque sus ex parejas eran mucho de algo o poco de otra cosa.
Nunca ha dicho algo parecido a “es que yo soy difícil” o “debo trabajar en mi”.
El sesgo de culpa es aquel que nos hace buscar las razones fuera, en forma de crítica, queja o echando la culpa a los demás, para no buscar dentro de nosotros, ya que nuestro ego quiere proteger nuestra imagen autoimpuesta y no puede permitirse aceptar los propios errores, al menos los que no son evidentes.
Por esta razón somos muy críticos con los demás, pero poco o nada con nosotros. Creemos que nosotros estamos bien ya que compartimos formas de pensar y actuar con nosotros mismos desde hace mucho.
Por ello, una persona que tiene varias relaciones fallidas, cree que ello es por responsabilidad de otros, las parejas que escogió y eso muy probablemente se manifieste en la negación de entrar en una nueva relación, bajo la creencia que así se está protegiendo de las personas que luego le fallarán de alguna u otra manera.
Para superar esto, debemos ser conscientes que nosotros también aportamos algo a la relación que la nutre o que la debilita. En lugar de echar culpa hacia fuera, podemos observar como somos como pareja dentro de una relación, porque eso está bajo nuestro control y lo podemos cambiar, para mejorar nuestro rendimiento relacional.
Vamos a ver 6 extractos de consciencia que debemos tener presente sobre nuestro rol como pareja, para ganar control y así evitar aportar actitudes que desgastan las relaciones:
6 cosas que debo tener presente de mi, dentro de mi relación de pareja:
1) La forma en la que me siento conmigo, influye en mi relación. Tengo que amarme primero, para luego aportar ese amor a la relación. Debo trabajar en mi, para que la relación se mantenga saludable. Es mi responsabilidad trabajar en mi armonía, equilibrio, autoestima y gestión emocional.
2) Mi pareja es alguien con quien quiero colaborar, no alguien contra la que quiero competir para ver quien gana o quien tiene razón. Somos ahora un equipo que busca llegar a la misma meta, no somos rivales en la toma de decisiones.
3) Debo expresarme de forma asertiva, para comunicarle mis deseos, emociones, necesidades, intereses, inseguridades y propuestas. Debo comunicar mis emociones, no desde las emociones. Debo trasladar mis emociones e inquietudes de forma pacífica, antes que terminen explotando dentro de mi. No debo pretender que mi pareja adivine como me siento.
4) Debo comprender a mi pareja, desde la escucha y la empatía. No la debo juzgar por como piensa o siente, ella tiene derecho a ser quien es. No tengo la obligación de estar de acuerdo con ella, pero si debo reconocer su derecho a ser, pensar y sentir desde su esencia humana.
5) Debo estar presente en el momento en que mi pareja esté conversando conmigo.
Debo escucharla con atención, sin pensar en otra cosa. Para ella es importante lo que me está diciendo y debo respetarla estando presente, con atención a lo que me quiere decir.
6) Debo evitar que la influencia del entorno se entrometa en mi relación. Aquellos comentarios que escucho o actitudes que veo en mi familia y amigos, influyen en mi opinión sobre como es y como debería ser mi pareja y la relación en sí.
Mi relación es un mundo de 2, en el cual no debe entrar la mente de los demás. Si dejo que los comentarios o “consejos” de las personas influyan en mi, podré empezar a ver a mi pareja como alguien inadecuado para mi, descalificándola y menospreciándola sin darme cuenta.
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