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  • Foto del escritorDaniel Castro Adrianzén

El tabú de la autoestima

José Luis vivía a solo 8 cuadras del colegio, por lo que todas las mañanas le daba tiempo para desayunar tranquilamente e ir caminando con su pesada mochila llena de libros y cuadernos. Solía llegar temprano, se iba a una de las bancas del patio y se ponía a leer historietas de super héroes hasta que sonara el timbre de ingreso.


Leía las historias de Batman, Superman, Linterna verde, Spiderman y se metía tanto en la historia que el tiempo se le pasaba volando. Esos super héroes eran tan fuertes, valientes y populares.


Cuando sonaba el timbre de ingreso, dejaba todas esas historias y se enfocaba en la clase como el que más. Era de los más aplicados del colegio y sacaba muy buenas notas.


La contraparte era que no tenía muchos amigos, más bien se le podía considerar una persona impopular que era constantemente buscada para ser fastidiada por los demás.


Le hacían bullying por ser uno de los cerebritos del colegio, que siempre tenía la respuesta adecuada y era querido por los profesores.


Le caían calificativos de todo tipo, era minimizado, le escondían la mochila, le metían cabe, se comían su lonchera y por supuesto se reían de él.


“Ay esos superhéroes, si tan solo pudiera ser como ellos” pensaba a menudo.


Jose Luis terminó por acostumbrarse a ello y ya casi no le daba atención. Era un “nerd”, y tenía que aceptarlo. Asumió bien su rol social.


Terminó el colegio con matricula de honor y entró a una de las mejores universidades del país, dentro de los primeros puestos. Antes de graduarse ya trabajaba para una empresa de prestigio.


Luego de unos años, era de los mejores en su área, siempre cumplidor, obediente, disciplinado, proactivo y claro, inteligente.


Le iba muy bien. Salvo por 2 cosas.


No conseguía los ascensos que esperaba, que se los daban a compañeros no tan capacitados técnicamente, pero más desarrollados socialmente. Así que luego de unos años en la empresa, su carrera crecía muy lentamente.


Por otro lado, su relación de pareja no era lo que esperaba. De vez en cuando ella lo ninguneaba y calificaba con adjetivos poco agradables. En sí no era la relación que esperaba tener.


Pero lamentablemente, ya se había acostumbrado.


“Ay esos superhéroes, si tan solo pudiera ser como ellos” pensaba a menudo.



Tu autoestima tal vez sea una de las habilidades de liderazgo más importantes que puedes desarrollar, a la cual no le prestas la atención debida ya que socialmente ello está visto como una señal de debilidad. Al igual que reconocer tristeza, miedo y vulnerabilidad.


El ordenamiento social la ha etiquetado negativamente y la procesa de forma peyorativa como tabú.


Lo cierto es que tu autoestima es el barómetro con el cual te mueves en tu vida, la que te hace enfrentar tus situaciones desde una actitud de posibilidades o una de dudas. Te hace creer que mereces o que no mereces.


La autoestima es tan importante, que incluso está reconocida dentro de la pirámide de necesidades básicas del ser humano de Maslow.


Stanley Coopersmith define la autoestima como la evaluación que hace una persona de si misma y que por costumbre la mantiene a través de su vida, a pesar de su tangible evolución social.


Para Matthew Mackay y Patrick Fanning la autoestima es el concepto sobre la propia valía recogida en base a su propia experiencia.


La autoestima es la imagen que has creado de ti en función de tus experiencias, que te han llevado a ponerle una calificación a tu capacidad humana. En algún momento que ahora radica en tu subconsciente, te pusiste una nota como persona.


Pero eres un ser en constante movimiento evolutivo, razón por la cual aquella persona que eras ayer, ya no la eres más. Ahora eres un ser más desarrollado, con más capacidad, más recursos y con mayor valor que ayer. Solo debes ser consciente de ello.


En un determinado momento de nuestra vida, alrededor de la adolescencia, decidimos asignar una calificación a nuestras capacidades para desenvolvernos en la vida en razón de nuestra situación existencial en ese momento (el amor de nuestro entorno, nuestras experiencias sociales, el lugar de residencia, las condiciones económicas, nuestros recursos internos casi sin desarrollar, etc.) y nunca más revisamos y actualizamos esa calificación.


Y a día de hoy, a pesar de tener más despliegue de recursos, habilidades aprendidas, desarrollo cognitivo, sabiduría a través de la experiencia, escalamiento social y fortaleza mental, seguimos con la misma calificación de valor que nos pusimos aquella lejana vez. No hemos parado a analizar y actualizar nuestra versión humana a lo que somos a día de hoy.


No cuestionamos algo que mentalmente calificamos como absoluto : nuestro ser.


Pero no somos absolutos, no venimos hechos de fábrica, nos vamos haciendo con el camino. Somos psicológicamente evolutivos y por ello hoy estás más desarrollado que ayer.


La autoestima no tiene nada que ver con ser sociable, extravertido o que hagas ciertas cosas con determinación y seguridad.


Un futbolista se sabe muy experto y bueno en lo que hace, se siente muy bien dentro del campo de fútbol, pero cuando se mueve en otros ambientes menos conocidos su autovaloración decrece.


La autoestima trata de que te sientas bien contigo en cualquier situación, que tengas una alta valoración de ti, a pesar de tus fracasos, frustraciones y situaciones adversas. Se trata de que aceptes aquellas cosas de ti que no pueden ser cambiadas, sientas tu valor humano a día de hoy y aumentes tus expectativas en función de lo que consideras que mereces.


Tú vas a buscar aquellas cosas que crees merecer. Si tu autoestima es alta creerás merecer mucho y buscarás eso que crees merecer. Si por el contrario tu autoestima es baja, creerás merecer poco y con ello te conformarás.


¿Cómo se manifiesta una autoestima baja?


- Es común sentir inseguridad

- Tener el ego muy grande (querer ser algo que no soy)

- Sentir poco merecimiento

- Apego por la validación de los demás

- Callar la propia opinión para adecuarse a la opinión de los demás

- Evitar responsabilidades

- Incapacidad para expresar emociones

- Aceptar las cosas sin intentar cambiarlas (falta de rebeldía)

- Sentir culpa

- Sentir no ser lo suficiente


La autoestima es la habilidad nodriza que condiciona las demás aptitudes en las cuales intentas trabajar. En cuanto trabajes tu autoestima, la realidad del mundo en el cual vives se transformará en una llena de posibilidades y sentirás que mereces más y que tienes altas posibilidades de obtener lo que buscas.


Ello se verá reflejado en tu actitud personal, social y laboral. Al fin y al cabo, tu autoestima es una creencia.


Tu esfuerzo será distinto si crees que puedes lograr algo que si crees que no lo puedes lograr. Y cuando sientas ese valor dentro de ti, tu energía será distinta, los demás la percibirán e interactuarán contigo desde el mismo valor que tú les has hecho sentir que tienes.


En lugar de esperar que las cosas cambien para que te sientas mejor y seas valorado por los demás, actualiza tu versión y verifica los cambios evolutivos que has tenido desde ayer hasta el día de hoy.


Vales mucho más que ayer.


Quítale la etiqueta de tabú. Tienes autoestima, tienes la responsabilidad de reconocerla como una de tus necesidades básicas, tienes derecho a trabajarla y cuidarla.


Porque es posible mejorar tu autoestima de forma real y sostenida. Protege tu amor propio.


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